Fuerzas Contrarias y Complementarias



Esta es la tabla de los 64 hexagramas distribuidos a lo largo del ciclo anual del sol. En este ciclo estudiaremos las fuerzas contrarias, es decir cada hexagrama cuya conformación es opuesta, tiene líneas opuestas (si de un lado está el cielo, del otro la tierra, si en el primero hay agua en el segundo habrá fuego, etc...), en este caso el primero corresponde al hemisferio norte donde el solsticio es de invierno mientras que su opuesto, el segundo hexagrama, estará en el sur en el solsticio de verano.
Al inicio del solsticio comenzamos la meditación con los dos primeros hexagramas, 29 y 30, los que corresponden a los solsticios.

INICIO DEL CICLO DE FUERZAS CONTRARIAS Y COMPLEMENTARIAS
Estamos a las puertas del solsticio, momento en el que el sol, en el hemisferio norte, se pone en el lugar más profundo con respecto a la vista terrestre y por esta razón los días son muy cortos, incluso en el polo norte no hay luz solar durante unos 3 meses. Por ello los antiguos lo veían como la muerte del sol (invierno), mientras que en el hemisferio sur el sol se encuentra en el vértice celeste, en su máximo esplendor (verano), nos encontramos ante dos fuerzas contrapuestas: el frío y el calor, el norte y el sur, la oscuridad y la luz. Por eso los hexagramas del I Ching manifiestan tanto la sombra invernal (todas las líneas Yin, oscuras o separadas) como la luz del verano (todas las líneas Yang, luminosas o continuas). Estos dos hexagramas son el 1 y el 2 y además su conformación está compuesta por fuerzas contrarias y opuestas: el hexagrama 1 lo forma el Cielo mientras que el hexagrama 2 lo forma la tierra. A nivel psicológico debemos pensar (cielo) y sentir (tierra) que todo lo que llevamos dentro (sur) se proyecta hacia fuera (norte). No importa si vives en el hemisferio norte o sur, esto en parte influye, pero lo importante es que tu eres un mundo y tu cuerpo (norte) y tu alma (sur) reciben lo caliente o lo frío, lo simpático o lo desagradable, lo alegre o triste, lo material o espiritual, lo celestial masculino o terrestre femenino, cabeza o corazón.
Por esto analizaremos los dos hexagramas iniciales: cielo 1 y tierra 2.

ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA
Es muy común escuchar que los opuestos se atraen, pero lo que mucha gente no sabe es que si los opuestos no se integran después de la atracción se produce la destrucción, por eso cuando has integrado tu lado negativo no te sientes atraído por personas opuestas a ti, de hecho ellas te disgusta. Vivimos en una realidad hecha de opuestos (el mundo dual), si los reconcilias te quedas en el medio, en equilibrio y paz, si te dejas atraer por un solo lado te polarizas, cristalizas, te identificas con una sola parte de la realidad; entonces nace el patriotismo, tu única religión, el único Dios verdadero, la mejor raza, el mundo de la competitividad, ricos y pobres, clases sociales etc... en fin, lo que vivimos hoy. Pues ya estamos divididos dentro de nosotros mismos: pienso una cosa y hago otra, la cabeza dice que no y el corazón dice que sí o viceversa.
Dos fuerzas gobiernan nuestro campo energético: la electricidad (en el cerebro) y el magnetismo (en el corazón), pero quien vive en armonía este mundo dual actúa de forma electromagnética que representa la interacción en cada punto del espacio y se propaga en forma de onda a la velocidad de la luz. Cargamos de electricidad todas las cosas con el pensamiento (tanto negativo como positivo) y las atraemos o expulsamos magneticamente con el corazón (amor u odio). El I Ching nos explica todo esto en sus dos primeros hexagramas:
El hexagrama 1 es el cielo (la mente, la cabeza), la parte creativa, racional, masculina, es el devenir temporal, la fuerza Yang.
El Hexagrama 2 es la tierra (el sentimiento, el corazón), la parte emocional, receptiva, femenina, es el Ser permanente, la fuerza Yin.


EL SOLSTICIO
Después del cielo y la tierra (hexagramas 1 y 2) el movimiento del I Ching nos lleva a los solsticios, palabra que proviene del latín "Sol" y "stitium" permanecer o quedarse quieto, por tanto solsticio significa "la parada del sol" y es el momento en que el Sol proyecta el ángulo máximo o mínimo entre su eje de rotación y el plano orbital de la Tierra. Como la tierra es REDONDA, ocurre que una parte (el sur) es caliente y la otra fría (el norte), porque los rayos del sol inciden con mayor o menor intensidad, dando lugar a las estaciones de verano en el sur e invierno en el norte. Los dos hexagramas que encarnan los solsticios son precisamente los formados por los signos de fuego (hexagrama 30) y agua (hexagrama 29).
Los elementos actúan en cada uno de nosotros, bastaría con mirarnos hacia adentro: algunos son fuego por lo tanto extrovertidos, ruidosos y activos, mientras que otros son más agua por lo tanto introvertidos, silenciosos y pasivos. Pero no solo hay que ver el aspecto externo, también está el interior, por lo tanto algunos son alegres y ruidosos (fuego) cuando están en sociedad pero en el fondo son tristes y aburridos (agua), otros son santos en la plaza (agua) pero demonios en la casa (fuego), asì que en nosotros se combinan sea el agua que el fuego. El solsticio es esa dimensión en nosotros donde de un lado (invierno) hay menos luz (inconsciente - Sur) y del otro (verano) tenemos las mayores ilusiones y fantasías (imaginación - Norte). De hecho, para sumergirse en el inconsciente en busca de la luz existe el hexagrama 29 denominado lo abismal, el Precipicio y Aguas Peligrosa, mientras que para gestionar el abrumador caudal de luz existe el hexagrama 30 denominado “Lo adherente, cálida acogida, discernimiento, red”. Ahora analicemos un poco los dos hexagramas: 

ENTRE AGUA Y FUEGO
Todos podemos percibir esta doble dimensión de los elementos agua y fuego dentro de nosotros: sentimos una parte abismal, insondable, misteriosa, que fluye dentro de nosotros como una fuente inagotable de deseos, sueños, ideales. Son las profundidades en las que ya estábamos sumergidos en el líquido amniótico en el vientre materno: el reino del agua, por eso es símbolo de renacimiento, bautismo, camino iniciático. Pero el feto mismo se nutre de la sangre y del latido del amor materno, por eso el fuego de vida que lo nutre, lo envuelve como una red construyendo sus órganos y es esa fuerza impetuosa que sube en nosotros hacia la mente, el pensamiento, el discernimiento. Una parte permanece muy inconsciente y profunda (agua, corazón o sentimiento) la otra se vuelve cada vez más racional, brillante, visible (fuego, cabeza o mente).
El hexagrama 29 es una fuerza introspectiva, nos atrae hacia lo más profundo de nosotros mismos, mientras que el hexagrama 30 es una fuerza expansiva, nos impulsa hacia las alturas de la conciencia. Por un lado, si no lo dejas fluir, el agua se estanca y te ahoga, por otro lado, si no lo controlas, el fuego se enciende y te quema, lo mismo sucede en nuestra dimensión interna y externa, el espíritu debe estar siempre incitado, aliviado, encarnado en las fuerzas de la materia, mientras que el cuerpo tiene que ser conducido a la calma y paz del alma.

ENTRE UN RAYO DE LUZ Y UN VELO DE SOMBRA
Después del solsticio el sol comienza su ciclo nuevamente por lo que en el norte el sol comienza a subir más y más alto y aquí es como en el hexagrama 24 vemos una sola línea Yang (luz de verano) debajo de las líneas Yin (oscuridad de invierno) ䷗, es el primer rayo de sol en la oscuridad del invierno. Por el contrario, en el hemisferio sur el sol comienza a descender cada vez más, comienza el camino hacia su caída o muerte que será el invierno y he aquí cómo en el hexagrama 44 conformado por todas las líneas Yang (luz de verano) y una línea Yin aparece debajo (la sombra de invierno) ䷫. Estos dos hexagramas que son opuestos u contrarios, como siempre en el mundo dual se complementan dualmente. Incluso el nombre de estos hexagramas es un misterio de correlación: el 24 se llama el regreso, el 44 ​​se llama ir al encuentro, pero si tu vas al encuentro de alguien que está ya regresando, ¿qué sucede? .... 

ENTRE EL DESPERTAR Y LA TRANQUILIDAD
Recordemos que partimos de opuestos absolutos: tierra y cielo, que enmarcan la realidad en la que vivimos. Entonces los cielos comienzan a cerrarse (hexagrama 44) y la tierra comienza a abrirse (hexagrama 24), son movimientos opuestos que se dan tanto en la naturaleza como en nuestra psique. Como pueden ver el hexagrama 24 está conformado por dos fuerzas: la tierra arriba y el trueno abajo, este trueno es el movimiento del espíritu que empieza a despertar dentro de nosotros (la tierra es nuestro cuerpo), un poco como un terremoto, un temblor, es esa inquietud que muchas veces nos vuelve ansiosos, nerviosos sin razón. Son las patadas del feto en el vientre materno, las señales de vida dentro de nuestra psique. Un trueno que nos invita a volver a lo más profundo del alma, esto nos incita a la acción, al movimiento y a la creación. En cambio, en el lado opuesto bajo el cielo (nuestra mente) aparece un soplo, un viento (el espíritu), la voz de la conciencia que hace eco al trueno bajo la tierra. Son movimientos iguales pero en dos dimensiones diferentes (como es arriba es abajo, como en cielo así en tierra), este viento en cambio nos invita a la calma, a la quietud, a reevaluar siempre nuestras acciones. Descubrimos que a medida que volvemos al interior del alma es el alma misma la que sale a nuestro encuentro (tu vas a su encuentro pero ella ya està regresando a ti). Simetría, sincronicidad entre interior y exterior.

ALIMENTACIÓN Y CONOCIMIENTO
Después del solsticio la luz en el norte comienza a crecer, de hecho las líneas Yang (luz) ya son 2 en el hexagrama 27, mientras que en el sur, por el contrario, la luz decrece y las líneas Yin (oscuras) son 2 en el hexagrama 28. Los trigramas iniciales de cielo y tierra han desaparecido y de la tierra surge la montaña y de los cielos el lago, su reflejo. ¿Qué significa? En el hexagrama 27, llamado las comisuras de los labios, analizamos todo lo que nos nutre, el alimento, pero no solo material (montaña) sino sobre todo espiritual (trueno). Si observas la forma del hexagrama de 27 ䷚, las líneas internas son todas Yin y forman una boca, un vacío, un agujero. Recordemos que Yin es la dimensión interior, por lo que somos lo que comemos, pero también de lo que nos alimentamos mental y emocionalmente de las cosas que miramos, los libros que leemos, la energía de las personas que conocemos y frecuentamos. El hexagrama 28, en cambio, es todo lo contrario, se abren espacios abajo y arriba ䷛ (líneas oscuras Yin arriba = la cabeza y abajo = el corazón, se cuestionan), la fuerza interior falla, entramos en crisis, esto sucede cuando realmente comenzamos un viaje interior, el ideal de grandeza y del Ego desmesurado que hacemos de nosotros mismos cae, se derrumba y hasta nos pesa.

ENTRE SABOR Y SABER
Las palabras "saber" y "sabor" tienen el mismo origen o raíz, de hecho en el latino antiguo "saber" significaba lo que tiene sabor, y se remonta a un origen más antiguo, la palabra "jugo" por lo tanto captar el sabor o conocimiento es tomar el jugo, es decir, la esencia de una cosa. El hexagrama 27 nos invita a meditar sobre la nutrición, el cuerpo debe ser nutrido pero también el alma, así como el cuerpo muere de hambre, el alma también muere sin saber, sin conocimiento. Y aquí aparece el hexagrama 28 donde la gente sin conocimiento (por lo tanto también sin gusto, gente insignificante, que nada dice, nada sabe, no tienen sabor) se creen sabias, importantes, hasta muy inteligentes, pero es sólo la sombra de su Ego que cuanto más muere tanto más gigantesco es. El hexagrama 27, por tanto, habla de sabor y el 28 de saber.

CRISIS Y DECISIÓN
Nos encontramos ante dos hexagramas cuyas fuerzas opuestas se complementan: El hexagrama 3 es la dificultad inicial, las nubes y los truenos avisan de la tormenta, no puede llover eternamente pero tampoco siempre hará sol, la naturaleza está hecha de altibajos, por lo que hay momentos de crisis, una palabra griega κρίσις que significa "elección" pero viene del verbo κρίνω separar y la hoja de un cuchillo se dice con la misma palabra (estar entre la espada y la pared). De hecho, cuando estamos en crisis estamos al borde de un cuchillo que nos parte en dos, es la encrucijada, el momento de decidir: o avanzas o te quedas atrás, cambias o sigues igual. Pero la crisis te dice que estás a punto de pasar una etapa, es positivo. Sin crisis no hay crecimiento. Aquí comienza el hexagrama 50 que se llama el caldero, porque la fuerza que te transforma es el fuego interior, soplado por el viento o el espíritu de la razón. La imagen del caldero es simbólica, primero nos dice que nos reunamos adentro y nos quedemos quietos, obviamente en el momento de crisis nos gustaría escapar, correr, huir, en cambio el caldero está quieto y esto es lo que hace que se cocine bien por dentro y alcanzar su sabor. Aquí es donde entra la decisión, palabra que proviene del latín "decisio" que significa cortar una parte que no se necesita y tomar la mejor, esto significa tomar una decisión.

 ALTIBAJOS
Hexagramas 3 y 50, sus energías son contrarias. Comencemos analizando los trigramas superiores: son agua ☵ y fuego ☲, el agua en abundancia apaga el fuego pero el fuego en abundancia también evapora el agua, por lo que los excesos siempre llevan a la desaparición de uno de los opuestos. Los trigramas inferiores son trueno ☳ y viento ☴, el trueno es la energía del crecimiento mientras que el viento es la fuerza con la que se propaga este crecimiento, si la energía es demasiada entonces destruye el objeto (como cuando quieres inflar demasiado un globo, al final revienta, demasiado aire o energia), si por el contrario la fuerza es demasiada pero poca energía, el sujeto se destruye (si usas demasiada fuerza te desgarras los músculos y te sale una hernia, pones mucha fuerza sin energía o destreza). El hexagrama 3 nos dice que la energía es inicialmente agotadora, difícil de alcanzar, es como encender un fuego frotando piedras pero una vez accedido, la dificultad está en saber controlarlo porque las energías crecen con la pasión y el fuego arde, abruma, efecto avalancha. Cuanto mayor es la pasión, más energía produce, pero cuanto mayor es la energía, más consume la masa que abruma. De hecho, el hexagrama 50 nos dice que al final el caldero se vuelca, demasiado fuego hace que la leche se derrame, que el agua se evapore. Tanto para lo bueno como para lo malo, la energía siempre debe medirse y ser equilibrada. 

PROBLEMA Y SOLUCIÓN
El hexagrama 21 se presenta como un problema: el fuego ☲ de arriba debe consumir o quemar algo para liberarse pero hay un obstáculo que lo detiene, por lo que se produce el trueno ☳. La etimología de la palabra problema se remonta al griego πρόβλημα (próblēma) promontorio o acantilado, es decir cuando llegas a un punto y no puedes continuar. El I Ching lo describe como un mordisco, es negativo cuando te destroza, pero es positivo cuando te incita, te espolea, te desbloquea, muerde el obstáculo. El hexagrama 48, en cambio, es la solución al problema, es adentrarse en el pozo, sacar de la experiencia sabiduría y encontrar la forma de superar el obstáculo. Solución significa disolver, hacer algo soluble, disolverse y luego desaparece el problema. 

OBSTÁCULO Y OPORTUNIDAD
Es normal que haya obstáculos en el camino de la vida, porque son parte de esa dimensión desconocida que debemos superar y concebimos lo desconocido como un obstáculo, no sabemos lo que hay más allá. Pero más que obstáculos son como los peldaños de una escalera, a medida que se superan te llevan siempre más lejos, más alto. Los que temen al obstáculo, lo convierten en barricada o trinchera y quedan enterrados allí. Si observamos los elementos de los dos hexagramas que estamos analizando (21 y 48) en el trigrama inferior por un lado está el trueno (el miedo a enfrentarse a un obstáculo) mientras que por el otro está el viento (que se lleva el trueno) el viento es pensamiento que entiende en cosa consiste el miedo para vencerlo, en cambio en el trigrama superior hay fuego (siempre el miedo que quema y pone a prueba frente al obstáculo) mientras que en el otro hay agua (el alivio, la frescura, la solución al obstáculo); mientras que el hexagrama 21 nos muestra el verdadero obstáculo, el 48 nos lo presenta como una oportunidad para beneficiarnos de él (un pozo de experiencia).

RAÍCES Y RAMAS
Nos encontramos con dos hexagramas muy particulares, el primero es el 42 que es una fuerza que se acumula, aumenta, crece, imagínense como las raíces de un árbol, mientras que el segundo es el 32 que es la vibración de esta fuerza que dura, persiste, se vuelve estable y constante, imagínalo como el árbol que crece y se extiende hacia arriba. Como vemos estos hexagramas están formados por dos fuerzas: el trueno y el viento. Si hay trueno es porque anteriormente hubo un rayo (el golpe de la intuición, en lo alto del cielo) que impacta en el suelo (el deseo de actuar, el suelo es nuestra voluntad). No es casualidad que dentro de estos dos hexagramas encontremos los trigramas del cielo (las 3 líneas yang en el 32) y de la tierra (las 3 líneas yin en el 42). Lo que hemos sembrado bajo tierra, tanto bueno como malo, permanece: educación, cultura, odio, rencor, recuerdos. Esto se acumula y crea nuestra forma de pensar. Intente talar un árbol y, si permanece viva la raíz, volverá a crecer. Esto sucede tanto para las cosas buenas como para las malas cosas (el odio, por ejemplo, puede permanecer durante toda la vida y siempre vuelve a crecer). Si hay truenos debajo (semilla de luz) el viento esparce las semillas (acciones). Cuanto más fuertes son las raíces, más alto (en el viento) crece el árbol y sus hojas y ramas son la expresión exterior de lo que hay en su interior, tanto en el cielo (viento) como en la tierra (trueno). Para que algo dure hay que cuidarlo, nutrirlo, protegerlo: cuanto más potente sea el relámpago, más lejos se oirá el trueno. Si nuestros pensamientos (vientos) son muy poderosos, por tanto crecientes, se reflejarán en nuestras acciones (truenos) de forma constante y duradera. Es lógico: si una persona tiene buen arraigo tendrá una acción o conducta estable y constante.

PENSAMIENTOS Y ACCIONES
Fūjin (風神?) es una deidad japonesa, dios del viento. Una de las deidades más antiguas del sintoísmo, protege los cielos de su hermano Raijin, dios del rayo y el trueno. Se le representa con una gran bolsa llena de viento (como el dios griego Boreus, viento del norte). El viento puede ser tan benigno como una brisa pero también catastrófico si se convierte en huracán. El viento somos nosotros, es el espíritu que siempre está creciendo si está activo y vivo, por eso debe expandirse con el tiempo, de lo contrario crea una grandeza que puede abrumarnos. Este es el caso de quienes se creen muy espirituales (son huracanes devastadores). Raijin, por otro lado, suele ser representado con la apariencia de un demonio y con tambores con los que crea truenos. Sabemos bien que el trueno se propaga con el viento, el sonido, por tanto la palabra, en este caso es la acción. Si no descargamos nuestros pensamientos (viento o relámpagos) en acciones coherentes y constantes (es decir, truenos distantes), entonces el desastre está cerca: en la antigüedad, los truenos y los relámpagos eran la expresión atmosférica de lo divino. El trueno anunciaba la llegada y la acción, mientras que el relámpago era la expresión temporal de la divinidad. Por lo tanto nuestras palabras (reflejos del viento o pensamientos) deben corresponder a nuestras acciones (truenos lejanos y constantes).

CONSTANCIA E INCONSTANCIA
Dos fuerzas extraordinarias que pueden entrelazarse pero también obstaculizarse, todo depende de nuestra capacidad para dominarlas o dejarnos dominar. El Hexagrama 17 es esa fuerza que nace debajo en el alma, como una vibración bajo el agua (el trueno bajo el lago), es la intuición (trueno) que se siente en el corazón (Lago) y crea entusiasmo, el deseo de crear, necesitamos ejecutar esa luz que nos ha impactado internamente. Pero al igual que las olas en el lago, tienden a terminar si no hay coherencia, si no hay una repetición constante de ese propósito. Aquí toma el relevo el hexagrama 18 que es el debilitamiento de la vibración, cuando se pierde el entusiasmo, cuando la inspiración inicial (el Viento) encuentra la grandeza del tiempo (la montaña) y se ve obstaculizada, desviada, detenida.

Analicemos el movimiento de los elementos de estos dos hexagramas: el primero es el 17, compuesto por el trueno debajo ☳ y el lago arriba ☱. El agua del lago se caracteriza por estar quieta, no hay corrientes como en el mar, esto es el Ser, muchas veces no nos damos cuenta que fluye, se mueve, como la tierra, porque es inmensa. Sin embargo, en última instancia, hay una energía que vibra por debajo (trueno). Si analizamos en las profundidades del ser entonces podremos percibir este movimiento, este sonido impetuoso, lo que científicamente llamamos vibraciones. Quien está en contacto con este flujo se convierte en una persona constante. La palabra constante proviene del latín "stare" + "con" significa estar con el ser, quieto, inmóvil, para captar el fluir constante del mismo ser. Quienes no están en contacto con esta vibración entonces se elevan y aquí está el viento ☴ que irrumpe en la montaña ☶ (los dos trigramas que forman el hexagrama 18). Cuando la montaña está más alta que el viento indica nuestra tendencia racional a querer alcanzar las alturas divinas, la proporción de todo, pero es el viento (el espíritu) el que inspira la mente, por lo que si está bajo golpea la montaña y se detiene, se desvía, es el obstáculo de nuestra razón el que impide al espíritu ir más lejos. Esta bloqueo (del viento contra la montaña) es la inconstancia, decadencia, un momento de estancamiento, cuando nos quedamos estancados precisamente por el viento (inspiración) que no entendemos y no dejamos pasar por encima de nosotros mismos.

SACIEDAD Y AGOTAMIENTO
Dos hexagramas que nos llevan a una reflexión profunda, el primero es el hexagrama 22 que describe la belleza, la gracia, las formas que brillan. El fuego de abajo embellece e ilumina la montaña, es esa luz que albergamos dentro de nuestro corazón, cada uno de nosotros la posee, es pequeña pero es en tal pequeñez que reside la fuerza para ver una montaña entera y alcanzarla. Pero una vez que se llega a la cima de la montaña la pequeña antorcha que ya a lo lejos se vuelve insignificante, esto significa que tarde o temprano nos saciamos de las cosas hasta el punto de apagarlas o devorarlas. Simplemente piensa cuando un vestido te atrae, lo deseas, haces todo lo posible para comprarlo y la alegría es increíble cuando lo usas, pero con el tiempo pierde su encanto y llega el momento en el que lo ignoras. Esto sucede no sólo con un vestido sino con todas las cosas, incluso con las personas, su encanto tiende a desvanecerse con el tiempo, se vuelve evidente y hasta banal si ese fuego no es divino, es decir, si no se renueva constantemente. Aquí llega su opuesto, el hexagrama 47 que es el agotamiento, de la montaña ☶ pasamos al lago ☱ y del fuego ☲ al agua ☵. Cuando el agua del lago se seca, se produce el vaciado, el agua se filtra a las profundidades de la tierra (apaga el fuego). Cuando tocamos fondo descubrimos realmente las cosas y su valor más profundo, tanto porque se pierden como porque se agotan.

AMANECER Y ATARDECER
Estos dos hexagramas en sus fuerzas opuestas nos enseñan una gran verdad: en el fluir de las cosas todo alcanza su máxima plenitud y belleza pero no puede permanecer allí, la flor después del esplendor, la gracia, la belleza debe entonces decaer, pudrirse, agotarse y morir. Nacimiento y muerte, amanecer y atardecer, esplendor y eclipse, todo es parte de un camino natural por eso también debemos ser capaces de ver que en el atardecer, aunque haya un final, hay belleza, hay valor incluso en las caídas, hay plenitud en la muerte, hay enseñanza en el agotamiento. 

LA VIDA ES UNA ESCALERA, QUIEN BAJA Y QUIEN SUBE
El hexagrama 25 es muy misterioso: El trueno bajo el cielo actúa de forma espontánea, inesperada, natural, también lo es la inocencia, no tiene motivos ocultos. Hagas lo que hagas, si es natural, entonces incluso si cometes un error aprendes, si creas un desastre nacerá una nueva vida de ello, porque actuaste con inocencia. En cambio, muchas veces actuamos por una razón: me porto bien porque quiero que me digan que soy bueno, estudio mucho para sacar una buena nota, soy un buen cristiano porque quiero ir al cielo, etc. todas acciones calculadas y dirigidas, guiadas por un interés, pero detrás de ese interés el movimiento es el Ego. El trueno, en cambio, no tiene propósito, no piensa ni calcula cuánto ruido hacer ni a quién asustar. Algo parecido dijo Jesús cuando nos invita a vivir como las flores del campo que están llenas de vida y belleza sin pensarlo, sin tener ningún interés. Por eso el inocente permanece oculto, a menudo inadvertido, no lo advierten ni consideran, pero es tan inocente que no sufre este desapego, no se hace de esto un problema. Quienes viven por interés, en cambio, quieren escalar alto y así se transforman en el hexagrama 46 que es el ascenso hacia el reconocimiento social (es el viento = la razón, que sopla = infla el ego, bajo el tierra = la personalidad). Como vemos, la inocencia no es peligrosa ni una desventaja, sino todo lo contrario, es el prestigio y el éxito lo que tarde o temprano lleva a la caída.

SIMPLICIDAD Y APARIENCIA
La simplicidad o sencillez es tan inocente y verdadera que es difícil describirla, porque cuanto más hay que describirla menos simple y sencilla es, es algo que hay que vivir más que pensar, como todas las cosas que están más allá de la razón (como el amor, como Dios, como el misterio). El hexagrama 25 es este trueno que, aunque simple, se manifiesta en toda su grandeza. Hoy la simple palabra como ingenuo está llena de negatividad, casi una ofensa, porque vivimos en un mundo que siempre intenta aparecer, elevarse, colocarse por encima de los demás, el mundo del éxito, mientras que la persona sencilla permanece en su lugar, no busca el centro de la atención; una flor no necesita un jarrón para ser más bella o para oler más, al contrario la flor es ella misma allí donde crece. El hexagrama 46 en cambio nos dice que el crecimiento es natural, escalar, progresar, avanzar, por lo tanto evolución y éxito. Como el árbol que tiene raíces profundas sólo puede elevarse alto. Pero mientras el crecimiento es natural avanza de forma lenta y sencilla, lo importante es encontrar la medida adecuada, de lo contrario el crecimiento puede caer en la exageración y el árbol se cae. La persona sencilla, por mucho éxito que alcance, sigue siendo sencilla, pero con el éxito algunas personas se descubren llamativas, presuntuosas e incluso crueles. Pensad que cuando un pobre se hace rico, no siempre es sencillo y amigable o favorable a los pobres, sino que los desprecia y los evita, como también lo hacía con los ricos cuando era pobre. En realidad no odiaba a los ricos sino que los envidiaba. Aquí está la enseñanza del hexagrama 25 en lo simple y el hexagrama 46 en el ascenso hacia el éxito.
EL ESPLENDOR DE LAS SOMBRAS
El Hexagrama 36 es el eclipse, El Sol (= Fuego) ha caído debajo de la Tierra: está oscurecido, dañado, herido, escondido, son nuestras verdades ignoradas, nuestros deseos y pasiones insatisfechas, nuestros sueños olvidados o frustrados. Conforme pasan los días, todos tenemos momentos de luz pero luego siempre el entusiasmo decae y llegan momentos de oscuridad. Pero el hexagrama nos dice que hay fuego debajo de la tierra, por eso la calienta, mientras que en la oscuridad tendemos a pensar que hace frío. El IChing nos invitan a aprovechar la oportunidad de la oscuridad para reflexionar, meditar, recordar la fuerza de la luz que ha desaparecido, por eso en los momentos oscuros tendemos a concentrarnos en la oscuridad cuando en cambio, como una luciérnaga, debemos pensar en el destello de luz que se esconde en nuestras profundidades. Es en esta disputa y conflicto interno donde nace el hexagrama opuesto, el número 6, es decir, confrontación, disensión, contienda. El cielo sube mientras el agua desciende, son divergentes, cuando el agua se espesa cubre el cielo, es otra fuerza de eclipse, al igual que el hexagrama 36 su opuesto, porque no solo existe el eclipse de luz sino también el de la sombra.

LA OSCURIDAD DE LA LUZ
Dos hexagramas muy instructivos y profundos, el número 36 (el eclipse) y el número 6 (el conflicto). Si nos fijamos en los trigramas que los conforman tenemos la pista adecuada para meditar sobre ellos y profundizar en ellos. En el primero bajo la tierra hay fuego (eclipse solar), mientras que en el segundo bajo el cielo hay agua (eclipse lunar) por lo tanto siempre fuerzas o vibraciones opuestas: tierra y cielo, fuego y agua. Pensemos en el fuego como esa pasión o espíritu o inquietud que reside dentro de nosotros (en nuestro cuerpo = la tierra) y nos calienta, nos incita, puede incluso atormentarnos; pero está oculto, por más que sea luz, es fuego oculto. Todas las fuerzas positivas que reprimimos nos hacen marchitarnos, enfermarnos, eclipsarnos. Por eso se le llama esplendor de las tinieblas o conocimiento velado. Digamos que dentro de la tierra hay un fuego, como si la tierra estuviera preñada de una luz interna y aquí está la contradicción: quien profundiza en sí mismo se eclipsa, inicia un viaje hacia las tinieblas, hacia las sombras de la psique encontrando la luz, de ahí el nacimiento de la lucha, por lo tanto del hexagrama 6 que es el conflicto. Este hexagrama es maravilloso: arriba está el padre (el cielo, el dragón) abajo está el hijo (el agua, no es maleable). Padre e hijo entran en lucha, es nuestro deseo de conocimiento el que lucha contra la razón suprema o superyó que quiere dictar la ley. Freud en el complejo de Edipo dio una visión muy reduccionista de este problema, el IChing nos dice algo mucho más complejo: Serás padre cuando comprendas los errores que haces como hijos, no cuando juzgues los errores de tu padre. El conflicto es convertirse en padres de uno mismo, aceptando y perdonando así los errores de nuestros padres. Sin esta comprensión vemos el agua que oscurece los cielos, es la pasión la que agita la razón.

ANTES Y DESPUÉS
Todo está hecho... ¿y ahora qué? Siempre surge la pregunta, ¿qué hay después del final? Ésta es la esencia del hexagrama 63, después de la victoria, después del cumplimiento, después del fin debe haber consolidación. El fuego debajo del agua la calienta pero si hierve se evapora luego se condensa, llueve y apaga el fuego. El fuego, al dar lo mejor de sí mismo, encuentra en cambio su fin. Este hexagrama nos muestra que lo importante no es el final del viaje sino disfrutarlo, el camino no la meta, la plenitud de la vida por tanto no es la muerte sino haberla vivido en toda su plenitud. Quizás por eso tememos a la muerte: porque podríamos descubrir que no hemos vivido realmente y lo hemos desperdiciado todo. Aquí surge el hexagrama 64: inacabado, no lo has hecho todo, aún no ha terminado. Aquí los elementos están al revés: el fuego arriba arde hacia arriba mientras que el agua de abajo fluye hacia abajo, por lo que se alejan el uno del otro. Este hexagrama nos dice que el fin no tiene fin, es decir, el propósito del cumplimiento no es terminar, sino descubrir que si hemos evolucionado siempre tendremos algo que cumplir, que lograr. El final es sólo un pasaje, su finalidad es hacernos descubrir un nuevo comienzo.

LA FINALIDAD NO ES EL FINAL
Los dos últimos hexagramas del Iching son fascinantes, porque el último abre las puertas al principio, lo que fue antes del fin y lo que es antes no es el fin sino la finalidad, el propósito, el programa, el objetivo, por lo tanto el devenir, el fluir eterno;  mientras que el penúltimo hexagrama nos recuerda que antes del fin debemos completar la finalidad, haciéndonos así eternos, capaces de cruzar el límite, de dar el salto al vacío que llamamos muerte. El principio del fin y el fin del principio. La naturaleza nos enseña que el devenir en el tiempo se regula por ciclos, quien no completa su evolución está condenado a repetirse en el mismo ciclo, quien cumple su propósito evoluciona y el siguiente ciclo tiene un nuevo comienzo, se eleva como una espiral a otra dimensión. Muchas veces pensamos que la génesis es el pasado, NO, la génesis es el futuro, es hacia donde vamos, el paraíso perdido.

LA COMUNIDAD Y EL EJÉRCITO
Dos hexagramas que nos llevan a una profunda reflexión. El primero es el hexagrama 13 que describe una de nuestras funciones vitales más elementales y es la convivencia con los demás, somos seres relacionales, es decir, nacidos de una relación (la de nuestro padre con nuestra madre) y llamados a crecer en la medida que nos comparamos con los demás, porque somos seres sociales. Ni siquiera Dios está solo, por eso todas las concepciones divinas más avanzadas conciben a Dios como una trinidad, una comunión de fuerzas y de relaciones, de intercambios entre dar y recibir. Lo que hace existir esta comunión es el fuego que se dirige hacia el cielo (en el próximo post explicaremos el simbolismo). El hexagrama 7, en cambio, nos presenta otro tipo de comunión, de convivencia, y ese es el ejército. Aquí, sin embargo, las personas están unidas por una regla, por una disciplina (la tierra), mientras que en la comunidad están juntas por un sentimiento (el cielo). El sentimiento es un ideal que surge desde dentro (cielo ☰) mientras que el honor, la lealtad, la integridad son reglas impuestas desde fuera, la ley (tierra ☷). La libertad del pueblo que sigue las leyes o del ejército que obedece al comandante, es el agua ( ☵ ) siempre tranquila pero peligrosa, subterránea y por tanto muy por debajo de nuestro inconsciente, son las razones por las que guardamos silencio, los sueños que escondemos que podrían, si se levantan violentamente, inundar la tierra y crear lo que suelen hacer los ejércitos: la guerra.

Podemos entender el hexagrama 13 de comunión si pensamos en la compañía del Anillo en el libro de Tolkien, eran 9 personajes muy diferentes entre sí, de diferentes razas (Elfo, Enano, Mago, Hobby, Hombres) y aunque sean de la misma Las razas (como los hobby) también eran diferentes en carácter (Sam era leal y obediente, Mery y Pepino anarquistas, impetuosos e incontrolables, Frodo temeroso e inseguro), pero tuvieron éxito en su empresa como comunidad porque todos estaban unidos por un ideal común. Por eso no debemos ser iguales sino tener juntos el mismo propósito, como decía Antoine de Saint-Exupéry: "amarse no significa mirarse a los ojos, sino mirar juntos a lo lejos, hacia un horizonte común". Esa fuerza común es el fuego, el espíritu, el amor por algo sublime y aquí está el cielo. Una relación puede durar mucho tiempo si las personas tienen algo espiritual en común que siempre los trasciende. Por eso debemos estar siempre con personas que nos hagan crecer. La convivencia es muy difícil, en muchos casos casi imposible, porque es la conjugación entre el compromiso (fuego ☲) y libertad (cielo ☰).
El hexagrama 7 llamado ejército tiene las fuerzas opuestas de la comunión: la tierra ( ☷ ) de la ley se impone al cielo ( ☰ ) del amor. Los hombres permanecen juntos porque se les impone una ley, una regla, una obediencia, todas cosas que en una relación de amor no son necesarias porque cuando amas al otro no necesitas que te lo impongan. Si nos fijamos en el hexagrama 7 está compuesto por casi todas las líneas Yin y una sola línea Yang, es decir, una sola línea es el general, un líder que manda, que sostiene el peso, el gobernador, mientras que las líneas oscuras Yin son el Silencio del ejército que calla o del pueblo que obedece ciegamente. Este silencio u oscuridad es agua ( ☵ ). El peligro del Agua interior está controlado exteriormente por la obediencia de la Tierra. Agua Subterránea: Fuerza del ejército controlada por la disciplina.
En el ejército no existen personas, todos están uniformados, iguales, sin distinción, mientras que en la comunidad todos son diferentes sin dejar de ser únicos pero nunca estandarizados. En la comunidad hay personalidades individuales, en el ejército sólo hay personajes repetidos que deben realizar una tarea común en beneficio de otro.

CERCA Y LEJOS
El Hexagrama 19 nos habla de acercarnos, significa entrar en contacto con otro espacio que no es el nuestro, para ello necesitamos calma y aquí está la tranquilidad del Lago ☱ y necesitamos estar abiertos y receptivos a cualquier otra cosa y aquí està la fuerza de la Tierra ☷. Somos como las células de una inmensa sociedad o cuerpo que constantemente entramos en contacto unos con otros, no debemos chocar, no invadir otros espacios, no dañar a otros, por eso es necesario saber entrar en relaciones con los demás y con las cosas. El lago nos enseña que hay un límite, es prudente, mientras que la tierra nos enseña que hay lugar y espacio para todos. Si miras con atención, la tercera línea de este hexagrama es una línea Yin, la línea del Lago ☱ que nos indica agua pero es la misma línea Yin que sigue en el trigrama de la tierra ☷. Esta línea nos indica que hay un límite a respetar donde el agua y la tierra se convierte en barro si no respetamos el límite y el espacio de los demás. Un ejemplo: entras a las profundidades del mar y te ataca un tiburón, es obvio porque has entrado en un espacio que no es el tuyo; otro ejemplo: te metes en la vida de otras personas y pierdes una amistad, es obvio que no sabes respetar el espacio de intimidad y privacidad de otras personas. En este punto aparece el hexagrama o fuerza contraria, el número 33, la retirada. ¿Cuándo es el momento adecuado para rendirse? ¿Abandonar un amor tóxico? ¿dejar un trabajo, una amistad, irse y cambiar de vida?... Necesitas meditar, subir a la cima de tu mente o interioridad, por eso el trigrama inferior es la Montaña ☶, el corazón debe elevarse por encima de las emociones que son las que nublan y perturban. La montaña es símbolo de reflexión, meditación, aislamiento interior desde donde aparece el trigrama superior del cielo ☰. A veces para ganar es mejor rendirse y perder, dejarse llevar, no luchar y no llegar al punto del enfrentamiento es la mejor manera que ganar.

LA DISTANCIA ES EL ALMA DE LA BELLEZA
Dos hexagramas que nos enseñan una verdad profunda, el primero es el 19 y nos dice cómo acercarnos mientras que el 33 nos enseña cuándo alejarnos. Todas las cosas son hermosas si sabemos mantener la distancia adecuada, por ejemplo la Luna es maravillosa porque está lejos, pero si estuviéramos dentro de ella la luna no nos parecería tan espléndida. Atención, hoy con el uso de Crone las fotos desde arriba de lo alto de una ciudad nos parecen hermosas y sin embargo sabemos cuánta miseria y suciedad puede haber en esa ciudad estando dentro de ella. Desde lejos, un campo parece tan hermoso como una alfombra, pero el agricultor que lo trabaja de cerca sabe que hay hoyos, barro, maleza y no sólo buena hierba. Cerca y lejos, juntos y separados, unidos y divididos, yin y yang, estas son las dos fuerzas opuestas de los hexagramas 19 y 33. Si miramos las perspectivas visuales de nuestro ojo (como muestra la foto) cuando miramos de cerca el ángulo reflejado está cerrado pero para mirar de lejos hay que abrirlo, lo mismo pasa en la psique, para ver más allá de la mente hay que abrir la mente, para acercarse prudencia (ángulo o visión cerrada) para retirarse o abandonarse se necesita tolerancia y paciencia (ángulo o visión abierta). Dios es tal porque permanece lejano, el misterio es también fascinante porque está lejano. Demasiada proximidad mata y ciega. Sucede que vemos personas que viven en lugares maravillosos pero nacieron allí y no saben que viven en medio de tanta belleza, se han acostumbrado tanto a esa cercanía que dan por sentada su belleza. Con las personas pasa lo mismo, es su carencia la que nos hace notar su valor. Un sabio proverbio dice: la vela no se coloca tan cerca del santo como para quemarlo, ni tan lejos como para no iluminarlo ni verlo. La distancia es el alma de toda belleza.



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