Línea 1
La unión hace la fuerza, pero es la disciplina la que hace la unión.
Pensamos en nuestro cuerpo como un ejército, los soldados son muchos (pensamientos, emociones, traumas, deseos, fracasos, ideales, miedos), para librar nuestra batalla diaria debemos mantener este ejército en orden y armonía. Luchamos contra la falta de disciplina, pero para hacerlo debemos ser disciplinados. No hay progreso si no tenemos una meta, planes, organización. No digo que se conviertan en calculadores metódicos, pero una mente clara debe tener un mínimo de perspectiva. Crear armonía dentro de nosotros es el primer paso, el ejército debe sentirse conectado, similar, interesado en los mismos objetivos. El poder de la voluntad es el pivote sustentador y militante, debe ser cultivado con sanas y elevadas pasiones para ser conquistado. Las guerras externas las hacen hombres derrotados internamente, un hombre en paz consigo mismo nunca empuñaría un arma contra otro hombre.
Línea 2
¿Cómo estar en el centro sin llamar la atención?
I ching hoy nos hablan de una actitud muy difícil de poner en práctica: en nuestro trabajo es normal recibir méritos por lo logrado, pero los méritos no deben ser lo que se espera o se persigue, de lo contrario perdemos de vista nuestra alma pensando en el Ego. Estás en el centro de la atención de otras personas pero trata de dirigir la atención de los demás hacia una meta que aún está lejos de ti, no hacia ti. Esta es la enfermedad de las estrellas, los protagonistas, los egocéntricos. I ching nos hablan de un líder que dirige el ejército no hacia sí mismo sino lejos del peligro de todos. El mayor peligro de un ejército es un líder egocéntrico. Esto es cierto para cualquier relación: padres con hijos, maestros con alumnos, grupo de amigos: el líder merece y exalta al grupo, no a sí mismo. Todos crecen junto a él porque es grande, de lo contrario un falso líder se vuelve grande cuanto más se empobrecen sus súbditos.
Línea 3
Un verdadero líder corrige, un jefe en cambio culpa. Un líder es capaz de reconocer un problema antes de que se convierta en una emergencia, el jefe muchas veces interviene cuando ya es demasiado tarde. Es fundamental aprender a reconocer al líder del jefe y saber escapar y no sufrir la tragedia del último. El líder es el último en abandonar el campo de batalla, mientras que el jefe te deja inmediatamente cuando te envía a la pelea y nunca toma el campo. El jefe puede decirte qué problemas necesitas resolver, el líder te ofrece soluciones a los problemas. El Líder no crea seguidores como los jefes, sino que crea nuevos líderes, por eso I Ching de hoy nos invita a evaluar muy bien a quién confiamos nuestra obediencia y colaboración. Si un líder incapaz está al mando, es un deber abandonarlo.
Línea 4
Relájese sin darse por vencido, a veces aguantar demasiado tiempo conduce a la derrota. En algunas situaciones de la vida es necesario no ser terco, no pensar que cuanto más se fuerza más se hunde y se avanza, incluso podría romperse, derrumbarse, bastaría con aflojar un poco, frenar, tomarse un respiro; esto no es rendirse sino recuperar el aliento. Un movimiento estratégico en los campos de batalla era pretender retirarse y acampar cerca, lo mismo ocurre en el espíritu: humildad, estar al alcance sin abandonarse demasiado, descansar y esperar a que se recarguen las fuerzas. Incluso la tarántula finge estar muerta para engañar al enemigo. El enemigo del alma puede ser el tiempo, la ansiedad, el deseo desenfrenado de tener, de hacer, de aparentar... date tiempo para recuperar el tiempo perdido.
línea 5
Mantén todo en orden y el Orden te mantendrá en tu lugar, pero solo si también puedes mantener a raya el caos cuyo poder es poner el orden en movimiento. I ching de hoy nos pone frente a un misterio: la necesidad de tener un orden, un proyecto, una disciplina, sin estas cualidades el ejército se desintegra, el pueblo se vuelve salvaje, el gobierno sufre un golpe, el alma se desespera. Algunas cosas, sin embargo, siempre escapan a nuestro control, porque está en su naturaleza ser caótico y no podemos ir contra la naturaleza, incluso el caos tiene la tarea de dar trabajo a quienes lo ordenan. El problema, por tanto, no es ser perfectos sino mantener en orden nuestras imperfecciones, no es estar completamente en orden sino saber moverse ordenadamente en el propio desorden. Esta es la línea dominante, saber cuándo y cómo actuar, determinado pero con elasticidad. Sé Justo pero con compasión, da una orden pero con explicaciones y razones. Todo esto hace que el hombre sea digno de confianza.
línea 6
Si la unión hace la fuerza, saber elegir con quién te unes es la clave del éxito. Si colaboras con gente mediocre no tendrás paz, tendrás que doblarte y nunca serás feliz. Un gran líder elige no sólo a las mejores personas sino que por eso las recompensa de la mejor manera posible, creando un fuerte anillo de méritos ganados y ganas de comprometerse porque a esto se le llama lazo familiar. El espíritu de familia no se crea con lazos de sangre sino con el espíritu de cariño. Si te fijas bien, hoy en día se suele usar la palabra "familia" en ambientes donde hay un grupo: “somos una familia” y muchas veces suena a trampa, porque desde adentro como en un ejército mal construido hay arribismo, envidia, astucia de todo tipo. Se usa mucho decir “somos una familia” (en el trabajo, en el equipo deportivo, en el grupo de amigos, etc...) porque no tener familias se está convirtiendo en una lacra social y jugamos a esa compensación.
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