18. Ku - La Decadencia




Línea 1
El experto es el que ha cometido todos los errores posibles en su campo, por eso, habiendo aprovechado los mismos errores que ha aprendido, no comete ninguno. Pero no somos máquinas, los que estamos libres de errores ya estamos cometiendo uno inmenso: creernos impecables. Pero cuantos más errores reconocemos, más expertos nos volvemos en saber remediarlos o perdonarlos. I Ching nos retrotrae a los primeros errores sufridos, los del padre, la impronta o energía del ingenio, de la fuerza, del descubrimiento del mundo, de la falta de seguridad (el Padre falla al no darnos la fuerza Yang). Por muy bueno que haya sido un Padre, siempre tendrá un error que heredaremos por temperamento, ser hijos radica en remediar esa brecha, hasta que no lo hagamos, no estaremos a su vez listos para ser padres, no romperemos la cadena y el error continuará con el tiempo cada vez más. Cuando la Biblia dice castigar la culpa de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, no habla de venganza, sino de esa cadena, esa consecuencia de seguir el modelo de los padres, que los hijos llevamos sobre nosotros y seguimos pagando con nuestros traumas, fobias y delirios y los errores de nuestros padres. Los padres muchas veces siembran en nosotros ira, rencor, odio, miedo, timidez, etc. sin saberlo, sin darse cuenta porque a su vez son prisioneros de esta cadena. Se necesita el perdón pero este no actúa sin la comprensión y esto no se pone en marcha si no descubrimos en nuestra propia piel que de alguna manera hacemos el mismo daño a los demás.

Línea 2
Dos cosas heredan los hijos, las raíces de la madre y las alas del padre.
Esta línea es la única que pertenece a la madre, las otras 5 al padre. Nos parecerá extraño, pero la Madre, aunque tenga una sola línea en este hexagrama, es la más poderosa, son las raíces, la capacidad receptiva para acoger la vida, mientras que el padre es la facultad de hacer y crear con que la vida lo que nos gusta. Un árbol con las raíces podridas ha fracasado, pero si tiene buenas raíces puede sufrir cortes, rajaduras, torceduras y siempre recuperarse. La fuerza Yin maternal debe ser curada inmediatamente. Encontrar las raíces es finalmente poder conectar con el mundo interior (el padre es el exterior), la madre es la vibración espiritual (el padre es la material). Puedes tener alas, pero si no tienes la motivación, el movimiento, la fuerza para moverlas, nunca podrás volar.

Línea 3
Mira la sombra paterna que llevas encima, si no la enciendes te puede cegar y hacerte cometer los mismos errores del padre. Mientras las faltas de la madre nos hacen débiles, las del padre nos hacen duros, de ahí el instinto de ir siempre contra la ley, las instituciones, el poder, las divinidades. Mientras la falta del Yin materno nos encierra en el egoísmo, la del Yang ausente del padre nos lleva a blindarnos de soberbia, de terquedad, de arrogancia. Es de gran ayuda encontrar una figura o modelo Yang paterno para corregirnos y aprender a creer en uno mismo. La autoestima, especialmente de la mujer, se construye en relación al padre, pues para tener una idea real de sí mismo debe apelar a su fuerza Yang masculina; un padre ausente, narcisista, autoritario, envidioso siempre crea compensaciones para la incertidumbre, la vanidad, la culpa, la inseguridad en la psique femenina.

Línea 4
Del padre encargado de la política al padre ausente de la religión, estamos construyendo una sociedad de huérfanos. Si la fuerza creativa universal Yang (paterna) falla, es obvio que nos sentimos huérfanos en la existencia, no sabemos de dónde venimos, ni hacia dónde vamos, ni qué hacer en este mundo. Estas dudas existenciales atenazan tarde o temprano todas las conciencias de los seres humanos. Nos sentimos niños y perdidos de cara al futuro. I ching en esta línea débil nos incita a buscar una figura paterna válida, un modelo de vida creador, de lo contrario quedamos por dentro como niños, inmaduros, rebeldes, caprichosos. Estamos llamados a crear nuestro propio destino, somos nuestro pasado hasta que nos desprendamos de él. Hoy hablamos mucho de la redención de este niño interior nuestro y no es más que la sombra paterna que nos ha eclipsado y a la que debemos dar luz (dar a la luz)

línea 5
Con la experiencia aprendemos tres cosas: la primera es que debemos corregir mucho, la segunda que no debemos corregir mucho pero no demasiado y la tercera que no debemos esperar corregir todo de inmediato. La madurez llega cuando al corregir nuestros errores estamos en paz con quienes nos hicieron cometerlos. Verás que una vez que te corrijas dejarás de querer corregir a los demás y lo mejor, es que los errores de los demás no te afectarán ni te daràn fastidio, es un problema de ellos ya no tuyo. Tu estado de ánimo no debe depender de una noticia, de una nube o lluvia sin sol, de otra persona triste, porque entonces no sería tu estado de ánimo sino el de los demás, entonces sigues siendo adicto, no crecido, bebé, aun no en paz con la Sombra del Padre.

Línea 6
Cuando llegas a la cima de la montaña te das cuenta de que la profundidad que buscabas está en el valle del que viniste. La última línea nos sitúa ante una realidad inesperada, donde habiendo remediado todo lo posible comprendemos que no buscamos la verdad sino el placer de sentirnos veraces. Aquí surge la necesidad del último remedio: el ego, justo lo que te pones y ves primero, es lo último en verdad que entiendes. Observa que si estás en un espacio celeste sin puntos de referencia es imposible fijar el este o el oeste, porque en el espíritu como en el cielo no hay distinción entre el sur y el norte. Cuando seamos capaces de sentarnos en paz en ese punto remoto del universo interior, la ansiedad cesará. El razonamiento lógico es posible solo a través de la comparación y el contraste de cosas y fenómenos, por lo que el dualismo es inherente a la mente humana, pero si bajas al corazón tranquilo y firme, no hay división, todo es Uno. La dualidad es un aspecto intrínseco de la realidad. Si no existiera la dualidad, tampoco existiría el hombre. Pero una vez que el ser humano trasciende deja esta perspectiva sólo a nivel psíquico, espiritual, entonces comprende que todo el universo está formado por los mismos átomos. Un científico que estudia los átomos es un grupo de átomos que se estudian a sí mismos. Centrarse en las diferencias en lugar de la totalidad conduce a puntos de vista distorsionados y falta de armonía.

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