Hexagrama 15 - Ch'ien - Modestia
La modestia nace cuando lo divino nace dentro de ti.
Aquí está la Montaña ☶ escondida debajo de la tierra ☷.
Aunque la tierra es baja en la montaña, se enaltece sin tener que exhibirse, sin arrogancia, sin hacer ruido. Aquellos que en cambio se creen poderosos, altivos, superiores a los demás, ciertamente su divinidad interior es ausente y apagada. Cuanto más un hombre está dotado de sabiduría, más humildad proyecta y más modesto y silencioso es, mientras que los toneles vacíos son los que más ruido hacen, como ciertos hombres que se alaban a sí mismos.
"Las cosas más suaves del mundo superan a las cosas más difíciles del mundo". Lao Tse
1ra línea - Yin - Montaña
El modesto cuando se siente seguro no se jacta, no hace ruido para ser visto, hace las cosas porque hay que hacerlas, por el gusto de hacerlas pero no para lucirse, ni para demostrar que vale más que otros, que sabe hacerlo mejor que otros. A la persona modesta nunca le gusta ponerse por encima de nadie, pero tampoco se queda abajo, si tiene que cumplir con su deber, simplemente lo hace.
No se muestra y por eso brilla. No se afirma y por tanto se manifiesta. No se jacta y, por lo tanto, se le da crédito. Él no se glorifica y, por lo tanto, es exaltado.
- Lao Tse
2ª línea - Yin - Montaña
La modestia es una forma de actuar de modo natural, no se aprende, es expontaneo; si te esfuerzas por hacer el modesto ya no eres modesto. La modestia nos repara de los demàs, la humildad de nosotros mismos. Decir de sí mismo menos de lo que somos, es una tontería, no la modestia, no te subestimes, eso es bobada no modestia. No importa si dicen que eres modesto, si te importa que te loden, la modestia siempre está en duda. Casi siempre el modesto real no sabe nisiquiera que es modesto o no piensa más en ello, porque solo aquellos que saben lo que la verdadera modestia es, ponen su sed en el conocimiento frente a las tonterías como títulos, reputaciòn y laureles.
3ra línea - Yang - Montaña
En algunos, la modestia es solo un defecto más refinado, vemos que se esconden con el propósito de ser buscados, elogiados, deseados. Porque también existe la vanidad del pudor. El exceso de pudor y humildad son actos de orgullo, es un orgullo que cultiva sus debilidades con divino cuidado.
La falsa modestia es la más decente de todas las mentiras. Estar satisfecho con la propia modestia hasta el punto de presumir de ello es el más orgulloso de los vicios espirituales.
Cuarta línea - Yin - Tierra
A veces el deber te llama a lucirte, a demostrar lo que puedes hacer y sobre todo lo que eres, por modestia no tienes que retroceder o esconderte, esto es timidez incluso desgana por lo tanto incapacidad para ser tú mismo sin pretensiones. La verdadera modestia no rechaza el elogio porque la humildad es la verdad, acepta el agradecimiento pero no va más allá, no vive de esos elogios. Los elogios son como perfumes, hay que olerlos pero no beberlos, a algunos les encanta beber elogios y por eso se emborrachan de sì mismos, desconociendo lo que realmente son. Los elogios no te harán mejor de lo que eres, al contrario, si estás demasiado satisfecho con ellos, te rebajas. La crítica, por otro lado, puede mostrarnos dónde superarnos y ser mejor. La crítica, en cambio, es un sorbo amargo, hay que beberla y no olerla como un hedor para ser rechazada. Por tanto, la modestia huele alabanzas y bebe críticas, la falsa modestia hace lo contrario.
Quinta línea - Yin - Tierra
Si lo piensas bien existe la falsa modestia, pero no el falso orgullo, porque lo que es por esencia oscuro no se puedes encender, pero lo que ilumina se puedes apagar. No puedes ser tan bueno y no saberlo, entonces la modestia no te llama a fingir que no eres bueno, sino a actuar con naturalidad y si tienes que dejar que te vean hazlo sin el propósito de ser visto o de eclipsar a los demás, la modestia no tiene objetivos, no calcula nada. La falsa modestia es la más decente de todas las mentiras, es el arte de enfatizar las propias virtudes disminuyéndolas.
Sexta línea - Yin - Tierra
El ejército no puede dejar que humillen su ciudad, los Ching piden armas para defender su honor, porque la humildad es estar en el lugar correcto y en ocasiones hay que defenderla hasta con la fuerza. La humildad no significa dejarse aplastar, no es agachar la cabeza y someterse. Algunos han hecho de la humildad un instrumento de dominación, de silenciar las razones ajenas, de mantener a sus súbditos bajo el control de una falsa modestia, esto es cobardía, no humildad. El Humilde dice la verdad, por incómoda que sea.
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